¿Recuerdan la icónica mascarilla Gamer que la empresa Razer presentó al mundo entero, con sus deslumbrantes luces RGB y su llamativo diseño? Pues bien, parece que la compañía tecnológica se enfrenta a una factura considerable, nada menos que $1,1 millones de dólares para saldar cuentas con la FTC. ¿La razón detrás de esto?
Resulta que sus máscaras gamer RGB N95, conocidas como Zephyr, no cuentan con la certificación N95, ya que aparentemente la compañía nunca sometió la máscara a pruebas. En una denuncia formal, la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos (FTC) afirmó que la empresa retractó sus afirmaciones únicamente después de “la cobertura de prensa negativa y la indignación de los consumidores”. Y claro, ya sabemos lo ilegal que es hacer afirmaciones falsas.
En 2020, el CEO de Razer, Min-Liang Tan, anunció en una publicación, ahora eliminada, que donarían 1 millón de máscaras a profesionales de la salud en todo el mundo. Nos burlábamos sobre si Razer fabricaría máscaras con “personalización de iluminación cromática”. Sin embargo, como si tuviera un don profético, en 2021, durante el Consumer Electronics Show (CES), Razer reveló el Proyecto Hazel.
En el intrigante video difundido por GameSpot, se asegura que “las máscaras están clasificadas como respiradores quirúrgicos N95”. Lo que añade un toque de ironía (dadas las noticias recientes) es que uno de los presentadores también señala que no es simplemente algo “decorativo”, sino algo en lo que puedes confiar.
Un Golpe fuerte para Razer y su Zephyr
El golpe para Razer vino con un video de treinta minutos de la tecnológica YouTuber Naomi Wu. Wu elogió el aspecto de la máscara, pero indicó que no contaba con ninguna certificación. Aunque Razer incorporó el material de filtro N95 usado en la mayoría de las máscaras de tela para mejorar la protección, surgieron problemas. Es cierto que suena prometedor, pero el sello de goma podría despegarse con un movimiento leve, y los filtros podrían hacer que se sienta como si estuvieras “respirando a través de una pajita”. Dos meses después del video, Wu informó que Razer eliminaría cualquier mención del N95 de sus promociones.
Sin embargo, días antes, Razer anunció el lanzamiento del Zephyr Pro. ¿Qué lo diferenciaba? Un amplificador de voz. Eso fue prácticamente todo. Según un informe de The Verge sobre la audiencia de la FTC, la versión Pro nunca llegó a ver la luz. Como resultado, Razer finalmente reconoció la (falta de) efectividad de las máscaras Zephyr, declarando que no son dispositivos médicos, respiradores ni mascarillas quirúrgicas, y que no están destinadas para su uso en entornos médicos o clínicos.
El comunicado de prensa de la FTC sostiene que Razer “engañó a los consumidores” al afirmar que sus máscaras “protegerían a los consumidores de contraer COVID-19”. Además, la afirmación de la certificación N95 resultó ser falsa, ya que para obtener dicha certificación, los respiradores deben “filtrar al menos el 95 % de las partículas del aire ambiente de entre 0,1 y 0,3 micrómetros de tamaño”.
Razer tampoco sometió las máscaras a la aprobación del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH), ni obtuvo permiso para utilizar el término N95 en la comercialización y venta de las mismas. Como resultado de estas infracciones, la FTC ha impuesto sanciones a Razer. Se les ha prohibido afirmar que sus productos previenen o reducen la transmisión de COVID-19, así como hacer declaraciones sobre los beneficios o la seguridad de bienes y servicios de protección sin respaldo científico.
Además, Razer no puede distorsionar la información sobre bienes o servicios relacionados con ninguna agencia gubernamental en su publicidad, ni usar logotipos o marcas registradas del gobierno para promocionar sus productos. Por último, Razer deberá pagar más de $1 millón a la FTC para proporcionar reembolsos, así como una multa civil de $100,000. Para obtener más detalles sobre la FTC, puede consultar la denuncia de 32 páginas aquí.
Lo que comenzó como una idea que parecía sacada de un mundo Cyberpunk, terminó siendo víctima de la desinformación. Quizás eso encaje curiosamente con el género Cyberpunk. Tal vez Razer aprenda de sus errores, pero quién puede estar seguro. Esta situación nos deja una lección valiosa: no confiar ciegamente nuestra salud a las empresas de tecnología.