Starfield, la ambiciosa apuesta de Bethesda Game Studios, ha sido el centro de atención desde su anuncio, prometiendo una experiencia de exploración espacial sin precedentes. Como la primera propiedad intelectual completamente nueva del estudio en 25 años, el juego recoge la esencia de títulos icónicos como The Elder Scrolls y Fallout, trasladando su fórmula a un vasto universo intergaláctico. Sin embargo, el desafío no era solo construir un mundo abierto convincente, sino también hacerlo dentro de la inmensidad del espacio. Con una producción colosal y expectativas altísimas, Starfield logra brillar en muchos aspectos, aunque también presenta ciertas concesiones que podrían dividir a la comunidad de jugadores.
Un universo lleno de misterio y exploración
El juego pone a los jugadores en el papel de un explorador novato que se une a Constellation, una organización de soñadores y científicos dedicados a desentrañar los secretos del cosmos. Su objetivo principal gira en torno a los “Artefactos”, extraños objetos de origen desconocido que parecen poseer una energía misteriosa. Lo que comienza como una simple recolección de estos artefactos se transforma en una narrativa más profunda, en la que las piezas de un enigma mayor se van revelando poco a poco. A medida que el jugador avanza, se enfrenta a decisiones que moldean el destino de la galaxia, sumergiéndolo en una odisea cósmica llena de peligros y maravillas inexploradas.
La exploración es el pilar fundamental del juego. Starfield presenta una galaxia compuesta por más de 1000 planetas y 100 sistemas estelares. Cada uno de estos mundos es una invitación a lo desconocido, con paisajes que van desde desiertos abrasadores iluminados por soles moribundos hasta lunas heladas donde la soledad se siente casi tangible. Desde urbes futuristas como New Atlantis hasta asentamientos ciberpunk como Neon, la diversidad de escenarios logra transmitir una sensación genuina de descubrimiento.
Cada visita a un planeta es una oportunidad para encontrar ruinas alienígenas cubiertas de polvo estelar, bases abandonadas con ecos de tripulaciones desaparecidas y fenómenos astronómicos tan imponentes que desafían la comprensión humana. La sensación de estar ante un universo vivo y en constante evolución es innegable.
Sin embargo, esta grandeza no está exenta de inconvenientes. Si bien la exploración puede ser fascinante, también se ve limitada por la estructura del juego. A diferencia de lo que Bethesda logró en Skyrim con su icónica frase “¡Ves esa montaña? Puedes escalarla”, en Starfield la frase equivalente sería “¡Ves ese planeta? Puedes observar una animación de aterrizaje tras un viaje rápido”. No hay transiciones fluidas entre la superficie y el espacio, lo que puede restarle inmersión a la experiencia. Aunque el vasto cosmos se presenta como un lienzo de posibilidades, las mecánicas de exploración a menudo se sienten más restringidas de lo que la premisa sugiere.
Un sistema de juego pulido, pero con limitaciones
Bethesda ha hecho un esfuerzo notable por refinar la jugabilidad y ofrecer una experiencia estable. A diferencia de entregas anteriores, Starfield se siente como el juego más pulido del estudio hasta la fecha. Aunque persisten algunos errores técnicos, estos no afectan gravemente la experiencia de juego.
El combate, tanto terrestre como espacial, cumple su función sin sobresalir demasiado. Las armas cuentan con diferentes niveles de rareza y modificaciones que permiten mejorar el desempeño en el campo de batalla. El sistema de combate en gravedad baja agrega una capa de dinamismo, permitiendo saltos y maniobras que enriquecen los enfrentamientos. No obstante, los combates aéreos pueden sentirse un tanto torpes, con opciones tácticas limitadas y un control menos intuitivo. Aunque el combate terrestre se beneficia de un diseño sólido y una variedad de armas y habilidades, la IA enemiga puede resultar predecible, afectando la intensidad de los enfrentamientos.
El diseño de misiones también es variado y extenso. Desde misiones principales cargadas de intriga y exploración hasta actividades secundarias que pueden consumir decenas de horas, hay contenido de sobra para los jugadores más dedicados. La narrativa está bien construida y la actuación de voz contribuye a una inmersión más profunda. Además, las decisiones de diálogo tienen un impacto significativo en la historia y en la forma en que los NPCs reaccionan al jugador. Hay momentos en los que la historia alcanza niveles cinematográficos, ofreciendo escenas memorables que se quedan con el jugador mucho después de apagar la consola.
El sistema de habilidades y progresión es otro punto a destacar. Con cinco árboles de habilidades distintas, los jugadores pueden especializarse en combate, exploración, ingeniería, diplomacia y más. Cada habilidad se puede mejorar a través de desafíos específicos, lo que incentiva a probar diferentes estilos de juego. Esta mecánica agrega profundidad a la personalización del personaje, permitiendo que cada jugador forje su propio destino entre las estrellas.
Construcción de bases y personalización de naves
Otro de los aspectos más llamativos de Starfield es la posibilidad de construir bases en diferentes planetas. Estos asentamientos permiten a los jugadores recolectar recursos, investigar tecnologías y establecer puntos de operación en el cosmos. Aunque no es un sistema revolucionario, proporciona una sensación de progreso y personalización que muchos disfrutarán. La sensación de establecerse en un mundo desconocido, con el objetivo de convertirlo en un hogar, añade una capa extra de inmersión.
La personalización de naves también es un elemento importante. Puedes comprar, mejorar y modificar tu nave según tus preferencias. Desde motores más potentes hasta sistemas de defensa mejorados, hay una amplia gama de opciones para adaptar tu nave a tus necesidades. Sin embargo, el sistema de pilotaje podría haber sido más fluido, ya que los controles pueden sentirse algo pesados. Aun así, la posibilidad de diseñar y mejorar tu propia nave estelar es una de las mecánicas más satisfactorias del juego.
Relación con los NPCs y compañeros
Los compañeros de Starfield no solo sirven como apoyo en combate, sino que también cuentan con historias y misiones propias. Puedes desarrollar relaciones con ellos, e incluso llegar al romance en ciertos casos. Cada compañero tiene su propia personalidad y motivaciones, lo que añade profundidad a la experiencia de juego. Forjar lazos con estos personajes puede hacer que cada viaje tenga un peso emocional adicional, reforzando la inmersión del jugador.
Los NPCs, por su parte, muestran una mejora considerable en comparación con títulos anteriores de Bethesda. Sus expresiones faciales y la calidad de los diálogos contribuyen a hacer que las interacciones sean más creíbles. Sin embargo, la inteligencia artificial todavía deja que desear en algunos aspectos, con personajes que pueden comportarse de manera poco natural en determinadas situaciones. Aunque el mundo de Starfield es vasto y detallado, a veces los NPCs pueden sentirse desconectados de la inmensidad de su propio universo.
Conclusión: Un viaje intergaláctico que vale la pena
Starfield es un juego ambicioso que logra capturar la esencia de la exploración espacial. Aunque presenta limitaciones en cuanto a la libertad de movimiento y exploración, compensa estas carencias con una narrativa intrigante, un sistema de juego pulido y un mundo vasto lleno de historias por descubrir.
Si bien no es el mundo abierto sin fisuras que muchos esperaban, su atención al detalle y su enfoque en la inmersión lo convierten en una experiencia digna de ser vivida. Para aquellos que están dispuestos a sumergirse en la exploración de lo desconocido, el juego ofrece una aventura que bien merece un viaje a velocidad warp. Porque al final, más allá de los sistemas estelares y las mecánicas de juego, Starfield logra capturar algo esencial: la emoción de lo desconocido y el eterno deseo de explorar lo infinito.