Cuando HBO anunció la adaptación de The Last of Us, uno de los videojuegos más aclamados de la última década, las expectativas explotaron. No se trataba de cualquier historia: era la de Joel y Ellie, una narrativa emocionalmente cruda, construida con esmero y grabada a fuego en el corazón de millones de jugadores. Y cuando se reveló que Bella Ramsey sería la actriz encargada de interpretar a Ellie, la división fue inmediata. A pesar de haber demostrado un talento innegable en su papel como Lyanna Mormont en Game of Thrones, una parte del público gamer reaccionó con escepticismo, incomodidad y, en muchos casos, desprecio.
Pero ¿por qué? ¿Qué hay detrás del rechazo a Bella Ramsey por parte de ciertos sectores de la comunidad gamer, incluso cuando su actuación ha sido elogiada por la crítica? ¿Y qué dice esto sobre el estado actual del fandom, la representación y las guerras culturales que atraviesan al mundo del entretenimiento?
Para entender la controversia, primero hay que hablar de Ellie. En el juego original, Ellie es mucho más que una coprotagonista: es un símbolo de resiliencia, dolor, rebeldía y humanidad. Su relación con Joel, su evolución emocional y su papel en una historia postapocalíptica marcada por la pérdida y el sacrificio la convirtieron en un ícono cultural. Su carisma, su fortaleza y sus momentos de vulnerabilidad hicieron que miles de jugadores sintieran una conexión directa con ella. Ellie no solo se jugaba; se vivía.
Y ahí radica parte del conflicto. En el videojuego, el jugador tiene control, agencia. La Ellie digital no solo es observada: es acompañada, protegida, moldeada por nuestras decisiones. En cambio, una adaptación televisiva impone una versión única, definitiva. Ya no hay espacio para que cada jugador proyecte su propia Ellie: ahora hay una sola Ellie, y su rostro es el de Bella Ramsey.
¿Una cuestión de apariencia?
Una de las críticas más repetidas desde el primer día fue que Bella “no se parece a Ellie”. La discusión sobre el parecido físico ha sido constante, incluso antes de que se estrenara el primer episodio. Mientras algunos fans aceptaban que las adaptaciones no pueden ser copias exactas, otros insistían en que una Ellie que no luciera como la del juego rompía la inmersión.
Pero esta crítica va más allá del parecido. Se ha llegado a cuestionar la estatura, la forma del rostro e incluso la complexión corporal de Ramsey, con una obsesión que a menudo bordea lo tóxico. Bella misma confesó haberse sentido insegura durante el rodaje, admitiendo que estaba “obsesionada con parecerse a Ellie” y que los comentarios sobre su físico afectaron profundamente su autoestima. En un medio donde las mujeres ya enfrentan expectativas irreales, la presión sobre Bella fue descomunal.
Además de los cuestionamientos sobre su aspecto, Ramsey ha sido blanco de ataques por su identidad de género. Bella se identifica como no binaria, algo que, para ciertos sectores intolerantes, fue la gota que colmó el vaso. En foros, redes sociales y secciones de comentarios, muchos disfrazaron su incomodidad como “crítica constructiva”, pero lo que subyacía era transfobia, misoginia y una profunda incomodidad hacia la representación diversa.
Ramsey respondió con claridad y coraje: “Si no quieres ver el programa porque tiene historias gay, porque tiene un personaje trans, eso depende de ti… pero te lo estás perdiendo”. Y con esa frase, encendió aún más a quienes ya estaban molestos con su presencia.
La serie no solo adaptó el juego, sino que amplificó su contenido LGBTQ+, algo que Naughty Dog ya había establecido desde The Last of Us: Left Behind y que se profundiza en Part II. Para muchos fans, eso no fue un problema. Para otros, fue una “agenda”. Bella Ramsey, sin buscarlo, quedó en medio de una guerra cultural que va mucho más allá de la ficción.
Talento innegable, pero… ¿el rostro incorrecto?
A nivel actoral, pocos pueden decir que Ramsey no entregó una interpretación comprometida. Su versión de Ellie es intensa, emotiva, impredecible. La crítica especializada la aplaudió, y muchos espectadores terminaron cambiando de opinión tras ver su desempeño.
Entonces, si actúa bien, ¿por qué aún molesta? Porque en algunos fandoms, la idea de “canon” es religión. Para una parte de la audiencia, cualquier desviación estética o narrativa se percibe como una traición. Y más aún si la desviación se alinea con causas sociales o representaciones que incomodan.
Bella Ramsey no encaja en el molde tradicional de la protagonista femenina que muchos gamers esperaban. Y eso, en una industria que todavía arrastra actitudes conservadoras, sigue siendo motivo de rechazo.
En 2024, Ramsey abandonó temporalmente sus redes sociales por el aluvión de odio recibido. No era solo sobre su interpretación, sino sobre su físico, su voz, su género, su existencia. Aunque recibió apoyo masivo de la comunidad LGBTQ+ (a la que ella llamó con cariño su “ejército gay”), los ataques revelaron el lado más oscuro de un fandom que a menudo se proclama inclusivo, pero actúa con exclusión.
Internet ha amplificado las voces extremas. Lo que antes eran murmullos en foros hoy son trending topics, campañas de odio, videos de YouTube con títulos como “Por qué Bella arruinó The Last of Us”. Es ruido. Es tóxico. Y, lamentablemente, es parte del ecosistema digital que rodea a la cultura gamer actual.
¿Es Bella el problema… o somos nosotros?
En el fondo, este rechazo no tiene tanto que ver con Bella Ramsey como actriz, sino con lo que representa. Representa un cambio. Una ruptura. Una generación más inclusiva, menos apegada a los estereotipos. Representa el futuro.
Y el futuro, para muchos, da miedo.
Lo que Bella ha hecho con Ellie es construir una versión distinta, pero igual de válida. No busca reemplazar a la Ellie del juego. No compite con Ashley Johnson. Es otra interpretación de un personaje que, por su propia naturaleza, está marcado por el trauma, el dolor y la búsqueda de identidad. Bella Ramsey lo entendió. Lo vivió. Lo proyectó. Y aun así, no fue suficiente para algunos.
Pero tal vez la pregunta no sea por qué no les gusta Bella Ramsey. Tal vez la pregunta sea: ¿qué parte de nosotros se resiste tanto al cambio que no puede tolerar una Ellie que no se parezca a la de nuestra memoria?
El final del juego
The Last of Us siempre fue una historia sobre evolución, pérdida, amor y redención. Sobre aceptar lo que no podemos cambiar y luchar por lo que sí. Bella Ramsey entendió eso. Y aunque su presencia cause ruido en algunos sectores, su actuación ya quedó grabada en la historia del personaje.
En un mundo tan roto como el de Ellie, lo último que deberíamos hacer es rechazar a quienes intentan reconstruirlo desde un lugar distinto.
Bella no arruinó a Ellie. Bella simplemente la hizo humana otra vez.
¿Tú qué piensas? ¿Te gustó su interpretación? ¿Crees que el rechazo viene de un lugar justo o de uno más personal?
Déjanos tu opinión en los comentarios. La conversación, como la historia de Ellie, todavía no ha terminado.
