Lost in Random: The Eternal Die.- Rompiendo moldes y lanzándose hacia una audaz nueva dirección, Lost in Random: The Eternal Die emerge como un título fresco, valiente y deliciosamente macabro para una franquicia que muchos pensaban concluida. Stormteller Games deja atrás la narrativa lineal de su predecesor para abrazar el mundo dinámico y adictivo de los roguelikes, pintando una experiencia diferente en cada run, donde la suerte, el caos y la estrategia conviven con una armonía retorcida. Este es el tipo de juego que no solo se juega… se vive, se padece y se celebra.
Desde el primer segundo, el juego atrapa con su estética gótica y su dirección artística que parece salida de un sueño febril de Tim Burton. Este universo burtonesco no solo persiste: se magnifica. Los escenarios parecen tallados en madera podrida y papel maché, las criaturas brotan de cuentos infantiles mal contados, y todo tiene un aire teatral, grotesco y poético.
En esta entrega, tomamos el control de Aleksandra, una antigua villana que ahora se convierte en heroína improbable. Su misión la lleva a través de cuatro biomas retorcidos, plagados de enemigos de pesadilla, trampas mecánicas y escenarios que parecen tableros de juegos malditos. El arte, la animación y la música trabajan en conjunto para lograr una atmósfera tan envolvente que no solo se ve… se siente.
Cada rincón está lleno de detalles y personajes con alma. No son solo NPCs: tienen carisma, propósito y hasta humor. Con voces completamente dobladas y una banda sonora de otro mundo, el universo de The Eternal Die se convierte en un lugar que da gusto —y miedo— habitar.
Lost in Random: The Eternal Die, una narrativa viva entre ruinas y dados
A diferencia de otros roguelikes que sacrifican la historia por mecánicas, aquí sucede algo especial. The Eternal Die no abandona la narrativa: la reinventa dentro del bucle roguelike. Cada vez que mueres y vuelves, los personajes reaccionan, comentan, se burlan o incluso reflexionan sobre tu camino.
Incluso construirás una pequeña ciudad bulliciosa donde se agrupan personajes entrañables con nuevos diálogos según tu progreso. No llega al nivel emocional de Hades, pero sí logra algo notable: mantener viva la historia sin interrumpir el ritmo del juego.
La acción se vive en perspectiva isométrica. Aleksandra cuenta con cuatro armas desbloqueables: espada, martillo, lanza y arco. Cada una tiene un ataque estándar, uno cargado y se ve potenciada por habilidades especiales en forma de cartas mágicas.
Estas cartas se van recolectando de forma aleatoria durante cada run. Algunas permiten invocar tornados destructivos, otras lanzan rayos o crean barreras de protección. Y si bien muchas de ellas impactan visualmente, uno de los pocos puntos mejorables es que algunas habilidades se repiten demasiado y podrían beneficiarse de más variedad o un componente aleatorio más radical.
Pero lo que realmente marca la diferencia es Fortune, el dado viviente que no solo funciona como herramienta de combate, sino como compañero de viaje. Tiene personalidad, presencia, y puede ser lanzado para atacar directamente. El daño que inflige depende del número obtenido, y hay mejoras que activan distintos efectos según el valor del dado. Esto añade una capa de estrategia deliciosa, donde el azar no es un enemigo, sino parte del plan.
Además, en medio del caos, encontrarás minijuegos al estilo Candyland o ruletas de la suerte, donde Fortune es el protagonista. Estos juegos de azar ofrecen oro, salud o recursos adicionales, y logran que cada run tenga momentos de respiro y tensión alternativa.
El sofisticado sistema de mejoras: estrategia en cada elección
Uno de los elementos más adictivos del juego es su sistema de mejoras con runas. En cada partida, obtienes runas codificadas por colores que colocas en una cuadrícula de 5×5. Si logras conectar tres rojas, por ejemplo, tu poder de ataque sube un 50%. Pero ahí no termina la cosa: cada runa puede tener habilidades pasivas únicas.
Esto genera una toma de decisiones constante y significativa. ¿Buscas las bonificaciones por color o priorizas las habilidades individuales? ¿Dónde colocas la runa para maximizar su efecto? Esta mecánica transforma lo que en otros roguelikes es un sistema simple en una red de estrategia profunda y satisfactoria.
A medida que avanzas, descubres combinaciones sorprendentes. Una build centrada en conjuración puede terminar desatando rayos en cadena que activan habilidades pasivas, causando una reacción en cadena visual y devastadora. Pocas veces se ha visto un sistema de progresión tan flexible y con tanto impacto en la jugabilidad.
Los combates contra jefes son espectaculares. No solo por su diseño visual, sino por cómo ponen a prueba todo lo que has aprendido y mejorado. Aquí no basta con tener un buen mazo o un dado con suerte: hay que ejecutar bien, esquivar, pensar rápido y adaptarse.
Y cuando mueres —porque vas a morir mucho—, la progresión no se pierde. La metaprogresión te permite volver más fuerte, más preparado y con más opciones. El ciclo es adictivo y satisfactorio. Cada run tiene sentido. Cada derrota, una lección. Cada mejora, un paso hacia la victoria.
Rejugabilidad sin fin, y finales que se adaptan
Una vez vences a Mare, el caballero final, se desbloquean nuevos niveles de dificultad que recontextualizan toda la experiencia. Lo brillante es que incluso los finales varían dependiendo del nivel en que completes el juego, incentivando a seguir explorando sin sentirse forzado.
Puedes volver a la acción, hacer misiones secundarias, desbloquear más cartas, mejorar tus runas y probar estrategias totalmente nuevas. El mundo siempre tiene algo más que ofrecer. Y lo mejor es que nunca sientes que estás repitiendo lo mismo: el caos tiene mil formas de manifestarse.
conclusion
Lost in Random: The Eternal Die no solo preserva la estética cautivadora y el estilo inconfundible del original, sino que reinventa su universo con una audacia refrescante, llevándolo al terreno roguelike sin sacrificar identidad ni creatividad. Es una evolución natural, sí, pero también una apuesta valiente que sorprende por lo bien que encaja el caos del azar dentro de una estructura sólida y estratégicamente desafiante.
Aunque no reinventa la rueda dentro del género, lo que hace, lo hace con una calidad tan pulida que se siente único. Gracias a su sistema de mejoras ingenioso, su combate dinámico y una mecánica de azar que se integra con inteligencia, The Eternal Die brilla con luz propia.
Es un título que abraza el caos, pero nunca suelta el control, recompensando tanto al jugador que arriesga como al que piensa cada movimiento. Puede que no tenga el peso mitológico de Hades, pero sin duda se gana su lugar como una de las joyas más originales y memorables del género en 2025. No es solo una secuela: es una declaración.
Y si tienes Game Pass… no hay excusa. ¡Lánzate ya al mundo de Random!
