Clockwork Revolution.- El tiempo se detuvo durante el Xbox Games Showcase 2025. En medio de una avalancha de anuncios, explosiones gráficas y secuelas esperadas, inXile Entertainment, los alquimistas del RPG moderno, decidieron romper las reglas del espacio-tiempo y presentaron algo más que un simple tráiler. Lo que vimos no fue una promesa, fue una declaración de guerra creativa: Clockwork Revolution. Y si hay una palabra que encapsula lo que sentimos tras esos cinco minutos de gameplay brutal, es ambición. Una ambición desmedida, sin miedo y gloriosamente justificada.
En un abrir y cerrar de ojos —y a la vez, en lo que pareció una eternidad suspendida— este RPG en primera persona nos arrojó al corazón de Avalon, una ciudad atrapada en la maquinaria de una distopía steampunk. Estética afilada como engranajes oxidados, paradojas temporales que desafían la lógica, y una narrativa que no se conforma con ser grande: quiere ser monumental. Porque esto no es solo un videojuego. Es una epopeya mecánica a punto de explotar.
Ecos conocidos, alma propia
Es fácil —casi inevitable— pensar en BioShock Infinite, Dishonored o incluso Arcanum cuando te enfrentas a su dirección de arte. Pero esa familiaridad es solo una puerta de entrada. Debajo de esa estética reconocible se esconde un núcleo profundamente RPG: decisiones con consecuencias, creación de personaje, narrativa ramificada, y un sistema de juego que se atreve a poner el tiempo —y el destino— en tus manos.
Encarnamos a Morgan, un protagonista creado por el jugador, que comete el pecado definitivo: robar el Cronómetro, un artefacto prohibido que permite alterar eventos pasados y reescribir la historia. Con ese poder en tus manos, se abre una caja de Pandora narrativa donde cada decisión puede cambiar el curso de la ciudad y, tal vez, del mundo entero. Lady Ironwood, la tirana que manipula el presente a su antojo, se convierte en tu némesis, y el conflicto deja de ser una lucha entre facciones para convertirse en una batalla entre futuros posibles.


Avalon: Una ciudad viva que respira revolución
El tráiler nos lanza de lleno a The Tangle, un distrito de Avalon tan cargado de personalidad que se siente como un personaje más. Sus callejones ennegrecidos por el hollín, sus estructuras mecánicas imponentes, sus habitantes desesperados… todo grita opresión. Todo te invita a rebelarte.
Y rebelarte no será solo con balas. Aunque sí, las habrá. Y muchas. Clockwork Revolution ofrece acción visceral con mecánicas temporales que rompen la lógica convencional del combate. Imagina ralentizar el tiempo para esquivar una ráfaga de disparos, correr entre las balas, y luego devolver el golpe con precisión quirúrgica. O mejor aún: construir tu propia arma personalizada en el taller del inventor, con engranajes que giran al ritmo de tu imaginación.
Sí, vimos una habilidad que convierte enemigos en esqueletos estilo cartoon de los años 30. ¿Necesitamos otra razón para jugarlo? Lo dudamos.

Un RPG de verdad: Decisiones que pesan
Donde Clockwork Revolution se separa del resto es en su propuesta narrativa. inXile nos recuerda que, a pesar de la acción, estamos ante un RPG profundo, no una película interactiva disfrazada de juego. Su sistema de conversaciones multipersona es una joya: olvídate del típico diálogo 1 a 1. Aquí entrarás en salas donde cada palabra que pronuncies puede generar alianzas, enemistades o bifurcaciones narrativas irreversibles. No se trata solo de qué dices, sino a quién se lo dices… y cuándo.
El protagonista no es un avatar mudo. Tiene voz, personalidad, y una barba que, honestamente, merece su propio spin-off. Pero más allá de la estética, es el vehículo de tus decisiones. Y esas decisiones no solo cambiarán misiones o diálogos. Cambiarán la historia. Literalmente.


El peso del tiempo, el riesgo del legado
Construir un mundo que reaccione a los viajes temporales no es tarea sencilla. Es como intentar bailar tango sobre una cuerda floja. Pero si hay un estudio que ha demostrado tener la precisión y la sensibilidad narrativa para lograrlo, es inXile. Wasteland 3 ya nos enseñó que sus decisiones no son cosméticas: son dominós colocados estratégicamente que, una vez caen, alteran todo a su paso.
Si Clockwork Revolution logra replicar ese nivel de reactividad, pero con la dimensión extra del tiempo, estaríamos hablando de uno de los RPG más revolucionarios de la última década. No una evolución del género, sino una verdadera revolución mecánica, fiel a su título.

El reloj sigue corriendo… pero no sabemos hacia dónde
Por ahora, no hay fecha de lanzamiento. inXile, fiel a su propio universo, solo nos dice que llegará “a su debido tiempo”. Y sabes qué, está bien. Porque lo que han mostrado ya es suficiente para confiar. Este juego no necesita prisa. Necesita precisión. Como un reloj de bolsillo antiguo, lleno de engranajes minúsculos que deben encajar a la perfección para funcionar.
Así que que se tomen su tiempo. Nosotros, los jugadores que soñamos con RPGs que nos sacudan el alma y nos devuelvan la fe en el medio, estaremos aquí, esperando. Porque Clockwork Revolution no solo promete cambiar el juego… promete cambiar el tiempo.